Racionalismo
En la búsqueda de encontrar los fundamentos epistemológicos del conocimiento, son muchas las corrientes filosóficas que han influido en la forma en la que el ser humano construye el conocimiento. De esta manera, el racionalismo es un movimiento filosófico que nació en Europa entre los siglos XVII y XVIII y que tuvo como fundador al filósofo y científico de origen francés René Descartes.
El racionalismo está fundamentado en que la razón constituye la principal forma para llegar al verdadero conocimiento, por lo que se opone al empirismo, que es una corriente filosófica basada en la experiencia y en la percepción como forma de acceder al conocimiento.
Al fundamentar el racionalismo, René Descartes aseguraba que solo a través de la razón era posible encontrar las verdades universales, puesto que estas eran naturales o innatas y no obtenidas a partir de experiencias previas vividas por el individuo. Además, aseguraba que de estas verdades universales se desprendían todas las otras formas de conocimiento científico.
Para el racionalismo, sería la razón y no los sentidos, lo que le permitiría al ser humano acceder al conocimiento universal. Asimismo, promueve una gran defensa a las ciencias exactas, en especial a las matemáticas.
Además de René Descartes, otros importantes exponentes del racionalismo fueron el filósofo holandés Baruch Spinoza que ha sido denominado el padre del pensamiento moderno y el alemán Gottfried Wilhelm Leibniz que ha sido considerado como el último genio universal. Las obras más representativas de Spinoza fueron el Tratado teológico político y Principios de la filosofía de Descartes; mientras que Leibniz tiene entre sus obras más importantes De ars combinatoria.
Por otra parte, los principales opositores de la corriente racionalista fueron los empiristas de origen británico John Locke y David Hume, quienes dotaban de gran importancia a la percepción en la construcción del conocimiento.
El método científico racionalista
Debido al apego de la corriente racionalista a la razón como única vía para llegar a la verdad y al conocimiento que proveían las ciencias exactas o naturales, Descartes intentó dotar a la filosofía de un espíritu científico a través de la propuesta de un método basado en las matemáticas y la lógica.
Bajo el pensamiento racionalista, el método que debía darle un carácter científico a la investigación filosófica tenía que ser universal en su aplicabilidad, además de que su seguimiento debía conducir a una verdad absoluta y fuera de dudas.
En su obra “Discurso del método”, René Descartes plantea cuatro reglas fundamentales para que la investigación filosófica tenga un corte científico:
1. La evidencia: tiene como punto de partida de que solo es verdad aquello que no genera dudas al pensamiento.
2. El análisis: para lograr un mejor entendimiento es necesario reducir lo más complejo a partes más pequeñas o simples.
3. La deducción: encontrar una verdad compleja implica la realización de una operación racional deductiva sobre las partes más pequeñas o simples. Esta parte es considerada primordial dentro del pensamiento racionalista, puesto que supone el entendimiento de cada una de las partes para llegar a una conclusión sobre la totalidad.
4. La comprobación: consiste en la verificación del resultado a partir de las tres reglas anteriores.
Características del racionalismo
Importancia de las ciencias exactas: el racionalismo se sustenta en la necesidad de dotar al pensamiento filosófico de una base lógico-matemática que le permita acceder a las verdades universales, que dan origen al conocimiento de las ciencias. En este sentido, el racionalismo les otorga una gran importancia a las ciencias exactas, en especial a las matemáticas.
Resurge la idea de sustancia: tomando como base las ideas Aristotéles, rescatan la noción de sustancia, que puede estar dada a partir de dos orígenes: 1) la sustancia pensante, que proviene de la mente, y 2) la extensa, que proviene del cuerpo. Es el primer origen el que va a marcar la corriente racionalista.
La mente como base: la mente ocupa un lugar privilegiado entre lo racionalistas, puesto que aseguran que su independencia es tal que no puede someterse ante las leyes de la naturaleza. Esta idea surge como base para considerar que la mente es la única que puede encontrar respuesta a todas las cosas, en lugar de que sea el cuerpo a través de los sentidos o la experiencia.
El racionalismo utiliza el término “ideas innatas” para referirse a esas ideas que surgen en la mente de forma independiente a la experiencia. Precisamente, la existencia de estas “ideas innatas” son consideradas una de las principales características del racionalismo, debido a que la razón permite llegar a ellas.
Prevalece la duda: en la corriente racionalista, la duda ocupa un lugar privilegiado. La necesidad de dudar de todo lo que sucede es imprescindible para los racionalistas, de allí que lo proveniente de la experiencia (o de la percepción) no sea considerado válido bajo el planteamiento de que los sentidos pueden teñir o alterar la realidad, pueden engañar a la mente. La duda de todo lo que existe fuera del ser humano, sería lo que les permitiría a los racionalistas llegar a las verdades universales.
Razón y progreso: al ser la razón la base del conocimiento y lo que le permitiría al ser humano llegar a las verdades universales, el progreso de la humanidad dependía de ella. De esta manera, la razón era considerada como un aspecto fundamental en el progreso político, económico y social de la sociedad.
Influencia del racionalismo en otras áreas
A partir del racionalismo y de la razón como vía para acceder al conocimiento, surgieron otras corrientes teóricas y filosóficas que se apoyaron en sus principales postulados para su desarrollo particular.
El privilegio de la razón sobre otros aspectos como la fe, la experiencia o la autoridad ha dado lugar para que cualquier corriente teórica o filosófica que parta de esta premisa sea considera de corte racionalista.
El traslado del racionalismo a la ética ha dado como resultado que se afirme que algunos principios morales primarios sean innatos en los seres humanos y que se presentan como evidencia de la facultad racional.
También, al aplicar el pensamiento racionalista en la filosofía de la religión se ha planteado que los principios que sirven de fundamento a la religión son innatos, por lo que no es necesaria la revelación. Sin embargo, esta perspectiva ha resultado interesante debido a que la exaltación de la razón se ha asumido como una negación a la verdad proveniente de la creencia en Dios, lo que ha motivado que desde los fines del siglo XIX el racionalismo sea considerado antirreligioso o ateísta.
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