Revolución Industrial
El paso de la producción artesanal a la industrial marcó el inicio de era moderna. Así, el surgimiento de invenciones tecnológicas para la producción en masa permitió grandes avances económicos, políticos, sociales y culturales, englobados en el término revolución industrial.
A mediados del siglo XVIII ocurre en Inglaterra el inicio de la revolución industrial; sin embargo, algunos autores sitúan sus inicios en tiempos anteriores. Fue en Inglaterra donde se prestaron las condiciones iniciales para la implantación de la revolución industrial, que luego continuaría extendiéndose hasta los inicios del siglo XIX por otros países de Europa como Bélgica, Francia y Alemania y llega también a Estados Unidos.
En 1837, el activista revolucionario y libertario de origen francés Louis Auguste Blanqui utiliza por primera vez el término revolución industrial para dar cuenta de las importantes transformaciones que ocurrieron en los países más desarrollados de Europa desde el punto vista económico, social y tecnológico.
¿Cuáles son las etapas de la revolución industrial?
En principio, desde el punto de vista histórico se toman dos etapas o fases de la revolución industrial, ambas relacionadas con invenciones tecnológicas y momentos sociales que marcaron esa época.
Primera etapa de la revolución industrial
La innovación en el uso de tecnologías, principalmente maquinaria, en los sistemas de producción en sustitución del trabajo manual marcó el inicio de esta etapa. Hasta entonces, los productos que eran artesanales pasaron a formar parte de una cadena de fabricación industrial.
Uno de los inventos más significativos para esta etapa y para la aceleración de los profundos cambios que trajo consigo la revolución industrial fue la máquina de vapor. La máquina de vapor es un motor que produce vapor de agua a partir del calentamiento de una caldera alimentada con carbón.
Esta máquina daría lugar al surgimiento de la locomotora a vapor, que sería la puesta en práctica de un motor a base de vapor de agua en un sistema de transporte y que daría grandes resultados en las posibilidades de movilidad de la mercancía y las materias primas entre los diferentes poblados y ciudades; pero también supuso un cambio en las comunicaciones, puesto que dio la posibilidad de distribuir el correo.
A la locomotora a vapor le seguiría el nacimiento del barco a vapor, que posibilitó el traslado de otros barcos de menor tamaño y de mercancía a una mayor velocidad. Asimismo, las posibilidades de navegación implicaron el desarrollo del comercio a gran escala alrededor del mundo.
En esta etapa también ocurrió la invención del telar mecánico, que propició el nacimiento de la industria textil a partir de las posibilidades de producir en grandes cantidades. Así como del telégrafo, que se convirtió en el primer instrumento para la comunicación instantánea a distancia.
Segunda etapa de la revolución industrial
Esta segunda etapa estuvo más marcada por el desarrollo de industrias metalúrgicas. La posibilidad de producir acero de forma masiva fue, sin duda, uno de los grandes descubrimientos de esta etapa y un gran aporte para el desarrollo de la producción industrializada debido a las múltiples utilidades del acero en el desarrollo y fabricación de máquinas y herramientas.
La aparición en escena del petróleo con su variedad de usos fue otro de los descubrimientos importantes de la época, por cuanto se comenzó a utilizar como combustible en los diferentes medios de transporte y los derivados del plástico pasaron a formar parte de la materia prima de numerosos productos.
En esta etapa también sucede el descubrimiento de dínamo, que daría origen a la electricidad y, sucesivamente, la sustitución de la energía a vapor por la electricidad en la maquinaria.
Principales cambios producidos por la revolución industrial
Antes de la revolución industrial, la economía de la mayoría de los países consistía en la agricultura y la producción artesanal, por lo que sus pobladores subsistían a partir de su participación en esas actividades. Las posibilidades de producción eran a baja escala, por lo que servían principalmente para el consumo interno.
Una de las principales transformaciones que ocurrieron a partir de la revolución industrial fue la sustitución del trabajo manual por el desarrollo de la industria, lo que implicó la mecanización de los procesos de producción y la erradicación de puestos de trabajo. Desde entonces, se ha planteado la interrogante de si, en el futuro, las máquinas pasarían a sustituir por completo a los humanos en las industrias.
La producción en masa requería de la existencia de mercados de consumidores para los productos, fue así como el comercio internacional también vio su despegue en el marco de la revolución industrial, con la aparición de nuevos medios de transporte que facilitaban el movimiento de la producción hacia otros países. Este traslado de las mercancías hacia diferentes lugares del mundo fomentó también el intercambio y la diversificación de los mercados.
Desde el punto de vista social, los procesos de industrialización motivaron grandes movimientos migratorios, sobre todo de los pueblos campesinos, y la creación de ciudades alrededor de los nuevos centros de producción industrial. El éxodo rural marcaría entonces los cimientos de la sociedad industrializada y de las nuevas ciudades, aspecto que se replicaría paulatinamente en diferentes partes del mundo.
La estructura social también sumó unas nuevas figuras a partir, principalmente, del factor económico. Por un lado, se encontraba la burguesía, que estaba representada por un grupo social que acumulaba las riquezas producto de su intervención en las industrias en calidad de propietarios. Esta clase social se caracterizaba por ser reducida en número y por tener el control de las formas de producción, por lo que la acumulación de riquezas se sustentaba en pocas personas.
Y por otro lado, estaba el proletariado, una población trabajadora, mucho más grande numéricamente y que servía como mano de obra barata en las grandes industrias y fábricas propiedad de los burgueses. El proletariado vivía en precarias condiciones de vida, normalmente hacinados y sumidos en la pobreza; mientras que sus condiciones de trabajo eran aún más castrantes y desfavorecidas.
La importancia que cobraron las innovaciones tecnológicas también fomentaron cambios y avances profundos en el desarrollo de la ciencia y el conocimiento en diferentes áreas, lo que se traduciría en una prevalencia del conocimiento en función del desarrollo industrial.
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