Teotihuacán

México nos sigue sorprendiendo con las grandiosas tribus aborígenes que forman parte del acervo cultural de dicho país. En esta oportunidad te hablaremos sobre Teotihuacán, mejor conocida como “la ciudad de los dioses”.

Teotihuacán es la ciudad de monumentos arqueológicos más visitada de todo México, incluso aún más que la famosa Chiche Itzá. La creación de esta ciudad data de un periodo cercano a la era cristiana, aproximadamente 500  años a.C., pero sus origines y fundadores son aún desconocidos.

Esta joya prehispánica fue encontrada ya en ruinas por los nahuas, quienes quedaron asombrados por el lugar que había sido abandonado desde el siglo VIII.

La ciudad está ubicada a 78 kilómetros del centro de Ciudad de México y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987.

Mucho de la cultura teotihuacana permanece aún en el misterio pero gracias a reconstrucciones y estudios arqueológicos se ha podido conocer muchos detalles sobre ésta antigua civilización.

El Nombre Teotihuacán

Su nombre significa “ciudad de los dioses” o “ciudad donde los hombres se vuelven dioses”. Sin embargo, estudios realizados por investigadoras pertenecientes al Instituto Nacional de Antropología (INA) han arrojado que el verdadero nombre de la ciudad no es Teotihuacán sino Teo-uacan, lo cual cambiaría ligeramente la traducción de su nombre pasando de “ciudad de los dioses” a “ciudad del sol”.

Dichas investigaciones arrojan que según documentos del siglo XIV la ciudad debería recibir el nombre de “ciudad del sol” porque allí se menciona que ese lugar era usado por los mexicas como sitio de peregrinación para nombrar al “sol”,  su gobernante, quienes eran conocidos como los “tlatoanis”.

Pintura Mural Teotihuacana

Existen alrededor de 14.000 piezas de pinturas murales originales en Teotihuacán. Es la civilización con el mayor número de frescos originales. Está ciudad se conocía como “la ciudad pintada” ya que los palacios, los templos, las casas –por dentro y por fuera- e incluso las calles estaban estucadas y pintadas.

La pintura del mural consistía en una preparación de la superficie base con cal y arena de cuarzo, material que incrementaba la luminosidad y el color del diseño.

En los muros de Teotihuacán se utilizaron solo 9 pigmentos: la hemetita (ocre rojo), la limonita y la geotita (ocre amarillo), el cinabrio, la malaquita, la azurita, un azul mineral, negro de humo, negro vegetal y negro mineral. La combinación y utilización de estos materiales en diferentes grados de tonalidad les proporcionó una rica paleta de colores.

Las figuras en el muro después de pintadas eran resaltadas con líneas rojas o negras y posteriormente bruñidas para terminar.

Debido al paso del tiempo y al contacto con el público muchas de estas pinturas han perdido parte de su calidad original. El Instituto Arqueológico Nacional se ha propuesto como meta la digitalización de dichos murales para recrear su esplendor original, fomentar la preservación del arte teotihuacano y también para acercar al público a las pinturas a través de tecnologías 3D.

Esculturas y Relieves

La escultura, desarrollada alrededor del año 100 a.C., también forma una parte muy importante del arte teotihuacano. No solamente en la elaboración de figuras, máscaras y utensilios en cerámica, sino también en la creación de relieves en los muros de la ciudad.

Las figuras guardaban relación con los ritos religiosos y las máscaras con los funerarios. Creaban figuras zoomórficas que representaban a los dioses. En cuanto a las máscaras, se consideraban que eran el nexo entre el difunto y la divinidad y buscaban, aún cuando eran de proporciones un poco exageradas, de alguna manera hacer una representación idealizada del difunto.

Los relieves son una parte importante de la decoración de los muros de los palacios. En ellos se aprecian representaciones de las cabezas de jaguar y quetzal, además de motivos marinos como conchas y caracolas.

La cerámica era empleada en la creación de utensilios de uso cotidiano como vasos cilíndricos y jarras de base plana con minerales incrustados. También se usaba en la creación de figuras antropomórficas que representan a los sacerdotes, destacando sus capas y tocados, y a los dioses.

Arquitectura

Los majestuosos monumentos de la ciudad de Teotihuacán fueron construidos cerca del año 300 d.C. Están perfectamente dispuestos siguiendo parámetros geométricos y simbólicos.

Entre las sus edificaciones más renombradas tenemos el Templo de Quetzalcóatl, donde hay relieves de serpientes emplumadas en las paredes; la Pirámide del Sol (la pirámide más grande del mundo) y la Pirámide de la Luna, ambas sedes de ritos y cultos religiosos.

Teotihuacán es la civilización prehispánica con la mayor cantidad de templos. Se considera que su arquitectura fue influenciada por la Cultura Olmeca, madre de las civilizaciones mesoamericanas.

Religión

A través de lo que te hemos comentado sobre el arte y la arquitectura teotihuacana ya podrás haberte hecho a la idea de que este pueblo tenía tradiciones religiosas muy arraigadas las cuales están representadas en casi todas sus expresiones artísticas.

Al igual que muchas otras civilizaciones mesoamericanas, la religión teotihuacana era politeísta. Sus dioses fueron tomados de culturas anteriores y los mismos fueron posteriormente asimilados por los habitantes del centro de México.

Uno de sus dioses más adorados era la mítica serpiente emplumada, igualmente dios azteca, “Quetzalcóatl”; y el dios de la lluvia y la agricultura (también de nombre azteca) “Tláloc”.

Según los hallazgos encontrados en las pirámides y templos, se afirma que los teotihuacanos practicaban ritos que involucraban sacrificios humanos y de animales. Vestigios indican que estos arrancaban el corazón de sus víctimas o los enterraban vivos; con la creencia de que estos rituales mantendrían la prosperidad de su ciudad.

La mezcla entre misticismo, arte y magnificencia que envuelva a la misteriosa cultura teotihuacana es la característica que ha inmortalizado esta antigua ciudad arqueológica haciendo que sea la más visitada de todo México y quizá de Latinoamérica. Sus murales y su arquitectura son la mayor evidencia que dejaron de su existencia y de su historia, la cual sigue causando impacto aún con el pasar de los años.

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