Declaración Universal de los Derechos Humanos

Con la aparición de los principios de igualdad y de equidad en los estamentos sociales, políticos y culturales, se hacía cada vez más necesaria la existencia de un marco jurídico que permitiera unificar los postulados y premisas que se habían generado alrededor del mundo para consagrar los derechos de las personas, en tanto que seres humanos.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos surgió con la finalidad de ofrecer ese marco normativo unificador, por lo que es la Asamblea General de las Naciones Unidas quien el 10 de diciembre de 1948 resuelve la publicación de este documento de corte declarativo.

Antecedentes de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
Los antecedentes de la Declaración Universal de los Derechos Humanos son muchos, por cuanto se ve influenciado por las numerosas discusiones que se habían generado en la época en torno a quiénes pueden ser sujetos de derecho y qué derechos debían ser básicos e indispensables para conservar la dignidad humana.

Sin embargo, algunos documentos son considerados fundamentales en el contenido de la declaración debido a la influencia de sus premisas en el documento final. Una de las primeras intenciones formales de hacer explícita la existencia de unos derechos de origen “natural” surgieron en la Constitución de Inglaterra en 1679 y que más adelante, en 1689, también incluirían en su Declaración de Derechos.

La lucha por las injusticias y las desigualdades sociales, económicas y políticas que se vivían en Francia provocaron la sublevación de las poblaciones más desposeídas, lo que dio origen al inicio de la llamada Revolución Francesa en 1789. En medio de ese contexto de transformaciones que se vivían en ese país europeo, surgió la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, publicada el mismo año.

La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, redactada por la Asamblea Nacional Constituyente de Francia, se convirtió así en el principal basamento de lo que sería la Declaración Universal de los Derechos Humanos, sobre todo por el reconocimiento de que los seres humanos tenían unos derechos inalienables e impostergables, pero que, además, debían ser garantizados por sus respectivos países y gobernantes.

La desigualdad ante la ley y ante la sociedad que ha imperado en los países a lo largo de la historia de la humanidad, funcionó como sustento para una gran cantidad de movimientos sociales que reclamaban la posibilidad de convertirse en sujetos de derecho, con igualdad de condiciones y privilegios. Así, la promulgación de documentos como la Convención sobre la Esclavitud, en 1927; y los llamados Códigos de las Malinas, publicados entre 1927 y 1957, fueron algunos de los intentos de establecer regulaciones basadas en el respeto individual.

Los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial fueron el precedente histórico más inmediato para que la Organización de las Naciones Unidas se comprometiera en generar un documento de carácter general y con aplicabilidad a escala mundial que sirviera para generar las garantías institucionales de los derechos “naturales” del ser humano.

Estructura y redacción de la Declaración

La Comisión de Derechos Humanos creada por el Consejo Económico y Social de la Organización de las Naciones Unidas fue la encargada de redactar el contenido de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Bajo la coordinación de Eleanor Roosevelt, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, un grupo de representantes de los diferentes países del mundo hicieron aportes a la redacción del documento final, sobre todo, tomando en consideración los estamentos jurídicos de sus respectivos países.

El contenido de Declaración Universal de los Derechos Humanos recoge un total de 30 artículos que sirven como fundamento para cualquier sociedad democrática, por lo que la adhesión a este documento representa también un compromiso con la dignidad humana a partir del ejercicio de los principios democráticos.

El 10 de diciembre de 1948 se realizó en París la asamblea para aprobar la redacción de la declaratoria entre los 58 países que conformaban la Organización de las Naciones Unidas. En un hecho sin precedentes en la historia contemporánea, 48 países votaron a favor de la declaración, 8 se abstuvieron y 2 no estuvieron presentes en ese momento.

Ahora bien, el contenido de la Declaración Universal de los Derechos Humanos consta también de un preámbulo en el que se expresan una serie de consideraciones legales, políticas, sociales y culturales que dieron pie a la redacción de este importante documento.

Partiendo de la premisa de que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”, el preámbulo de la declaratoria expone el compromiso de los Estados miembros de resguardar y trabajar en pro de ofrecer las condiciones políticas, económicas y sociales que sean necesarias para el cumplimiento de los derechos humanos y la protección de los individuos.

Trascendencia de la Declaración Universal de los DD. HH.

Como se ha expresado hasta el momento, la importancia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos radica en la unificación de una serie de derechos de los individuos por su condición humana misma, sin distingo de raza, idioma, religión, edad, color, sexo, etc. Además de que alberga los principios democráticos que deben regir a una nación con la finalidad de resguardar los derechos de sus habitantes.

A pesar de que la declaración no es de aplicación obligatoria para los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas, la adhesión a este documento representa un compromiso de los Estados de cumplir con lo estipulado en la declaratoria y se han generado una serie de mecanismos que sí tienen un carácter vinculante.

En conjunto con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, los dos pactos adoptados por la Asamblea General de las Naciones Unidas –el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales– el 16 de diciembre de 1966 y sus respectivos protocolos conforman en conjunto la Carta Internacional de Derechos Humanos, una coalición que sirve como complemento y sustento de los principios obligatorios de resguardo y protección de los derechos humanos por parte de los países firmantes.

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