Reino Plantae

En biología y botánica, se denomina reino Plantae al grupo de seres vivos conocidos como vegetales y/o plantas. Hay más de 260.000 especies que, clasificadas en distintas categorías, se distinguen en forma de arbustos, helechos, hepáticas, musgos, plantas leñosas y plantas herbáceas. Capaz de sobrevivir bajo el calor y el frío extremos, el reino Plantae se adapta con facilidad a tierras húmedas y secas, sea en tierra o en agua.

Llamadas vegetales o plantas, el reino Plantae se divide en biotipos cuyo criterio clasificatorio depende de su forma, funcionamiento y estructura interna, entre otras características más complejas. Su uso radica en ramas variadas: biocombustibles, textiles, construcción y, desde luego, alimentación.

Morfología, crecimiento y estructura celular

reino plantae o vegetal

En el reino Plantae, los especímenes tienen tres partes imprescindibles: la hoja, el tallo y la raíz; en muchos otros, el cuarto es el fruto. La raíz permite que la planta se fije al sustrato, y que absorba los nutrientes incorporados a través de la tierra y del agua. Esto no sería posible sin el tallo, con el cual pasan los fluidos vitales que atraviesan esta prolongación, hasta llegar a las hojas, responsables principales de la fotosíntesis y la respiración. El fruto, por su parte, protege las semillas con que germinarán las plántulas de la especie.

Las plantas deben su crecimiento a las hormonas y a los tropismos. Las hormonas son componentes químicos que detienen la prolongación del tallo si hace falta, aunque también se aseguran de que las flores, frutos y hojas caigan en su justo momento, no antes ni después. Los tropismos, por su parte, son factores no relacionados a la planta que complementan el rol de las hormonas: la gravedad, el viento y, por excelencia, la luz. Singularmente, las plantas tienden a crecer precisamente en dirección a ese estímulo de luz.

En otro orden de ideas, la célula vegetal no es muy distinta de la célula animal, salvo en aspectos puntuales. En el reino Plantae, la célula tiene cuatro componentes únicos que le dan la capacidad de realizar la fotosíntesis y, sobre todo, de vivir con relativa autosuficiencia: la vacuola, el almidón, el cloroplasto y la membrana celulósica. Gracias a estos organelos, las plantas son capaces de nutrirse, crecer y reproducirse de manera autótrofa.

Ciclo vital y sexualidad

reino plantae esquema

Las especies del reino Plantae tienen un ciclo vital centrado en el polen, con el cual pueden reproducirse. Hay dos medios principales que aprovechan este polen para perpetuar a estos seres vivos en el tiempo: con animales polinizadores, como ocurre con las angiospermas, o con el viento, como sucede con las gimnospermas. En ambos casos, la división celular se puede realizar por mitosis y meiosis. Sin embargo, hay circunstancias en que las plantas, verbigracia la maleza, que se comportan como flora parásita que se alimenta a expensas de otros vegetales.

Las plantas pueden tener cuatro tipos de esquemas reproductivos: unisexual, asexual, sexual o hermafrodita. Unisexual, porque las flores pueden tener gametos femeninos o masculinos, pero no ambos; asexual, porque la planta se reproduce con otras partes de sí misma que no son sus flores. Sexual, porque a sus óvulos se deben unir los espermatozoides; y hermafroditas, porque tiene el androceo y el gineceo, es decir los verticilos reproductivos de ambos sexos.

Defensa y alimentación

reino plantae adaptación

En el reino Plantae, las especies no tienen la facultad de moverse para escapar de los depredadores, aunque sí tienen medios químicos para ahuyentar a los intrusos. Un ejemplo clásico de ello se encuentra en flores y frutos, cuyo mal sabor y olor ―que se debe a la secreción de toxinas― impide su ingestión. Asimismo, sobran los casos de plantas que se valen de ramas y tallos con espinas para que los animales no los muerdan, se posen sobre ellos o construyan hogares (es decir, nidos o madrigueras).

Dado que las plantas suelen alimentarse sin tener que tomar lo que producen otros seres vivos, se dice por tanto que estas son autótrofas. Esto quiere decir que las sustancias inorgánicas permiten la obtención de materia orgánica, verbigracia el carbono del dióxido de carbono. De hecho, la fotosíntesis y la respiración son mecanismos simultáneos que dan a las plantas su energía, con tan sólo utilizar la luz solar y el intercambio gaseoso.

Fotosíntesis y respiración

reino plantae ejemplo

La clorofila es el rasgo por excelencia que distingue a las plantas; sin ella, la fotosíntesis no existiría. Químicamente, este proceso tiene su combustible en la clorofila, y su central de procesamiento en los cloroplastos, en donde se realiza una serie de reacciones que con dióxido de carbono, agua y luz solar permite la generación de azúcares. Si se dice que las plantas son autótrofas es precisamente porque su estructura interna, es decir su anatomía, le da la capacidad de efectuar esta clase de intercambios bioquímicos.

De esta manera, el metabolismo señalado es muy peculiar de las plantas, aunque es preciso puntualizar algo más. La clorofila, en efecto, está presente en los vegetales, sí, pero no debe ignorarse que hay especies singulares de bacterias que, por el hecho de tener cloroplastos, tienen la habilidad de realizar la fotosíntesis y la respiración. Por lo visto, la biodiversidad implica que los procesos bioquímicos son amplios y que no se restringen nada más a lo que dice la taxonomía.

Para ver estas explicaciones en contraste, nótese que muchísimos seres vivos, comenzando por los animales, sólo pueden respirar. Las plantas, en cambio, realizan la fotosíntesis y la respiración. Sin embargo, esta afirmación de los vegetales no debe malentenderse; dichos procesos bioquímicos no son simultáneos, sino que ocurren por separado, es decir uno a la vez. Por supuesto, ello no quita que su nutrición y obtención de energía proceda de ambos mecanismos, uno de ellos posible por la simple razón de que se tiene la clorofila a su entera disposición.

Como complemento y explicación adicional de lo anterior, se puede decir que la respiración transcurre en la noche, mientras que la fotosíntesis acontece durante el día. Esto es así porque los cloroplastos no pueden activarse sin el efecto de la luz, que proviene del sol; sin él, la función de la clorofila no se llevaría a cabo. De este modo, las plantas son como pulmones que, al calor del día, liberan el oxígeno necesario para la Tierra durante la fotosíntesis, en tanto que las horas nocturnas sirven para que estas expulsen dióxido de carbono.

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